
Aquí tienes 20 opciones para conocer gente en la vida real, sin aplicaciones ni redes sociales, que demuestran que en el siglo XXI también es posible ligar a la vieja usanza. Pasa el rato en un parque para perros Algo pasa entre los vecinos que bajan todos los días a sus perros al parque de abajo. Los animales ayudan a socializar y se forma un ambiente sano y distendido entre los dueños, muchos solteros. Inicia una conversación en una librería Es obvio sí, pero mejor una librería que una discoteca para encontrar al hombre de tu vida. Sobre todo si la entrada incluye copa. Busca la forma de hacerlo, no podemos darte todo hecho. Compartir intereses es una excelente manera de hacer relaciones y de encontrar potenciales parejas. Haz voluntariado La mayoría de las personas se ofrecen voluntarios para una función social lo hacen solos, así que no temas sentirte como en un entorno de trabajo. Muy sencillo.
Libremente de dónde, ten en cuenta lo siguiente: Evita situaciones en las que debas causar forzosamente una buena primera impresión para no perder la oportunidad para siempre. Debes poder volver a ver a esas personas. Cuando se trate de un evento organizado intenta estar ahí un rato antes para poder hablar con la gente a medida que vaya llegando. Por eso debes intentar frecuentar los mismos sitios y hablar con la misma familia. No desistas a las primeras de cambio. Si ése es el albur, acuérdate de llegar un rato antiguamente para charlar con la gente que haya en ese momento. Sí, cualquier sitio es bueno para conocer a alguien porque lo realmente importante no es el lugar, sino la ánimo.
En cualquiera de estos sitios. A otros, que salen en citas con frecuencia, les gustaría ampliar sus opciones. En el trabajo. Se requiere tener cuidado y discreción para mantener una relación en la oficina, o en cualquier otro lugar diario de trabajo. Sin embargo, las relaciones pueden arraigarse y prosperar en este fértil lugar de encuentro. Mi amiga Suzanne, una redactora de publicidad, empezó a salir con Juan, un compañero de equipo en su agencia de publicidad. Cuando yo era soltera, en las conferencias y fiestas del trabajo, me acercaba a hombres que parecían estar solos. Salí con un profesor con quien conversé mientras servían canapés de cangrejo en un evento universitario. En otro, comencé una conversación con el barman, un hombre buenmozo y chistoso que todavía era actor.